El reino del planeta de los simios

Lejos de César, cerca de Heston: espectacular inicio de otra posible trilogía

Un fotograma de 'El reino del planeta de los simios'.

Un fotograma de 'El reino del planeta de los simios'.

En 1968, basándose en la novela de Pierre Boulle, prolífico autor olvidado hoy pese a su popularidad en los años 50 y 60 gracias sobre todo a las extraordinarias adaptaciones cinematográficas de sus novelas El puente sobre el río Kwai y El planeta de los simios, Franklin J. Schaffner logró crear una de las obras maestras de la ciencia ficción al convertir la segunda de estas novelas en una película que desafiaba las inmensas dificultades que las limitaciones técnicas ofrecían entonces para la caracterización de los simios: solo el empeño de Charlton Heston logró que la Fox la asumiera después que el productor independiente Arthur P. Jacobs comprara sus derechos en una opción en principio suicida en la que ni tan siquiera Boulle creía.

Además de hacer historia obtuvo un éxito de taquilla que provocó cuatro secuelas de interés decreciente entre 1970 y 1973, además de dos series de televisión emitidas en 1974 y 1975. En 2001 el tan interesante como irregular Tim Burton rodó una nueva y pésima versión. Una década después, sirviéndose de la naturalidad para la creación de los simios que ofrecen las nuevas técnicas de captura de movimiento fundiendo actores reales e imágenes digitales, Rupert Wyatt creó en 2011 la extraordinaria El origen del planeta de los simios, una precuela de la novela de Boulle basada en un guión de Amanda Silver y Rick Jaffa, inicio de la trilogía que completaron El amanecer del planeta de los simios y La guerra del planeta de los simios (Matt Reeves, 2014 y 2017). Ahora, el mismo equipo de guionistas reforzado por Josh Friedman y Patrick Aison, presenta una continuación que casi con total seguridad dará lugar a otra trilogía.

La dirige Wes Ball, de muy modesta y reiterativa filmografía –El corredor del laberinto, El corredor del laberinto: las pruebas, El corredor del laberinto: la cura mortal- si se compara con sus mucho más sólidos y personales antecesores Rupert Wyatt y Matt Reeves. ¿Se resiente la película por ello? Sí y no. La máquina de producción es tan poderosa y los efectos son tan apabullantes que es una perfecta película de exhibición de músculo técnico y alta artesanía de estudio (concepto que curiosamente ha sobrevivido a la existencia de los propios estudios: la Fox que lanzó la obra maestra de 1968 no existe como tal tras múltiples compras y absorciones, la última por Disney en 2018).

Pero, aun conservando su impactante espectacularidad y poderío visual, no tiene el oscuro dramatismo casi simio-shakesperiano de la trilogía anterior. Algo atribuible al guión, por supuesto, que no carece de altibajos y da un giro adolescente a la franquicia. Quizás sea esta la razón por la que se ha buscado un director con menos personalidad que los anteriores, pero que ha probado con su trilogía del corredor del laberinto estar más en la línea de las películas para adolescentes al estilo de Los juegos del hambre que del universo seriamente distópico del original que la trilogía mantuvo.

Está ambientada siglos después de la muerte de César y no mucho antes de que Heston y sus compañeros aterricen, lo que le da un carácter de secuela de la trilogía rodada entre 2011 y 2017 a la vez que de precuela temporalmente más próxima al original de 1968, al que se hacen repetidos guiños, incluyendo la rupturista banda sonora de Jerry Goldsmith citada aquí por John Paesano o la inclusión de algún personaje humano. Hay un simio tirano y otro joven que se opondrá a él. La lucha de los simios por el poder, primero contra los humanos y después entre ellos, está en la esencia de la resurrección de la franquicia. Pero aquí se elige un tono más aventurero que dramático, aunque por supuesto siempre hubo aventura y en esta hay drama: la cuestión está en las proporciones con que se administran.

Correctas interpretaciones, por supuesto, sobre todo cuando están ayudadas por la captura de movimiento. Alejándose de los tiempos de César y acercándose a los de Heston, parece encaminarse al encuentro con el coronel George Taylor marcando -como parece confirmar la taquilla- el inicio de otra trilogía.

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